martes, 31 de julio de 2018

Revista Remolones

En alguna ocasión he hablado de la Crisis de 1959, la Dictadura franquista, que tras la guerra civil había defendido la autarquía, descubre en esas fechas que España y Portugal –ambos mantenían la misma política- se han convertido en los países más pobres de Europa.
Elaborado por los economistas Juan Sardá y Enrique Fuentes Quintana el Gobierno aprobó ese año un Plan de Estabilización para llegar a unos niveles aceptables de desarrollo.
Las principales medidas, convertibilidad de la peseta y elevación del tipo de cambio, elevación de los tipos de interés, restricción del crédito, congelación de salarios, incremento de la presión fiscal, reducción del gasto público,… ocasionaron, entre otras cosas, que muchos pequeños comerciantes, agobiados ante el incremento de impagos por sus deudores, se vieran obligados a cerrar sus puertas.
Claro que como apuntaba Cicerón “Optimum condimentum est fames” (El mejor ingrediente [de la comida] es el hambre), y alguien pronto descubrió la forma de reducir los impagos y demostrar que no siempre el oficio de poeta conduce al hambre sino que la poesía puede “emocionar” a tus deudores y motivarlos a pagar sus deudas.
Ese vate, propietario del establecimiento Créditos Cervera en Embovedado, 8, vislumbró anticipándose a tan dignos economistas la crisis que nos venía encima y en junio de 1958 comenzó a publicar la revista REMOLONES.

Ya la portada del primer número nos anunciaba que había nacido un nuevo Quijote dispuesto a luchar contra esos “inflados” cueros de vino enemigos de pagar sus deudas:

“El que a los muelles se tiende
de las deudas y las trampas
y a los avisos no atiende,
cuando la mecha se enciende
la figura de su estampa
por todo el orbe se extiende”.
En su propaganda llamaba a los demás comerciantes a facilitarles la lista de los morosos, él por la módica cantidad de DOS PESETAS por moroso se encargaría de escribir y publicar los versos adecuados.




“Poco importará pagar
las tasas establecidas,
si se consigue cobrar
sin tener que litigar
cuentas viejas y manidas.
de la parte no cobrada
nada pagará jamás,
y la filiación tomada
quedará perpetuada
para guía de los demás.
para el daño mitigar
de esta plaga sempiterna,
todos debemos obrar,
en conciencia y alumbrar
al “REMOLÓN” con linterna”
De la citada publicación solo conservo un número y el recuerdo infantil de pararme con mi padre en el escaparate de “CREDITOS CERVERA –Al servicio de los humildes” y leer los innumerables tarjetones en los que recordaba a los remolones:
.-
“MIGUEL ….
está gordo y colorado,
con su proceder erróneo
ya nos resulta fenómeno
el tiempo que no ha pagado.
Cortijo Torremocha”
.-
“ANTONIO…
que tanto dinero gana
por destreza de perniles,
recibe avisos a miles
y de pagar no hace gana.
Su madre nos vino a ver,
diciendo que el angélico
de deuda nada saber,
y para cuenta mover
nos trajo cinco duricos.
Y dijo que iba a seguir
todos los meses pagando
hasta su cuenta extinguir,
pero no volvió a venir
y la estamos esperando.
Corredor ciclista.
.-
“MARACENA
DON ALFONSO…
hace tiempo que no vienes,
precisa que te reenganches
y tu conducta no manches
que buenas ventajas tienes.
Horno, 5”
.-
Nuestro vate, D. Juan Cervera Nuñez, continuó durante un tiempo su batalla hasta que la ley le obligó a callar, pienso que movida por alguno de los deudores a quien no le debió agradar los versos a él dedicados, y en 1960 la Delegación Provincial del Ministerio de Información y Turismo le sancionó a él y a la imprenta por la publicación sin autorización de esta revista.
Tantos años, ... nunca supe si mi padre llegó a ver en esos tarjetones a algunos de sus remolones clientes.






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