jueves, 30 de enero de 2014

La Noche de San Juan I


A algunos le gusta llegar al desenlace lo más rápido posible, pero es que a veces hay que explicar las mil circunstancias que rodean el caso: ¿cómo hablar de Don Vicente, el estudiante de Salamanca, sin explorar el misterio que rodea a la Noche de San Juan?.
 
LA NOCHE DE SAN JUAN - I

Si, esa noche es suya, pero San Juan no tiene la culpa, él usaba agua para bautizar, pero no saltaba sobre las llamas ni colgaba ramitas de romero, que sepamos; la fiesta viene de mucho antes, ya los pueblos primitivos celebraban la plenitud del sol, el Solsticio de Verano, el día en que empezaba a decrecer hasta su casi muerte en el Solsticio de Invierno; en la noche del 23 de junio se encendían fuegos, se danzaba a la luz de la luna, se recogían ramas para regalar a los seres amados y se buscaban las fuentes de la eterna juventud; los romanos heredaron esta costumbre y de esta forma las dos puertas del sol, solsticios de verano e invierno, se dedicaron al dios Jano, el dios de los portales, el dios de la iniciación –que mejor iniciación que la inmersión en agua o el salto sobre las llamas-, así celebraban “Janua Inferni” o Puerta de los Hombres, el 24 de junio, y “Jauna Coeli” o Puerta de los Dioses, el 24 de diciembre.

 
Fue producto de una larga serie de coincidencias que los cristianos dedicasen el primero de esos días a San Juan Bautista y su detalle es lo que en esta primera entrega os contaré.
 
Según una antigua creencia, Cristo habría muerto un 25 de marzo, día en que fue creado el mundo miles de años antes; como quiera que Cristo tenía que ser perfecto, los estudiosos frailes pensaron que vivió treinta y tres años exactos, no treinta y tres años y dos días o treinta y dos años y diez meses, cifras que lo harían imperfecto, así que, necesariamente, fue concebido un 25 de marzo de 33 años antes de su muerte y tuvo que nacer nueve meses después, en la noche del 24 de diciembre –ya 25 para los judíos, que inician el cómputo de cada día al anochecer-.
 
Y diréis: ¿qué tiene que ver con Juan Bautista?.

Me explicaré, determinado el nacimiento de Jesús, fue fácil determinar el de Juan Bautista: “Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril” (Lc 1:36). Calculemos …, seis meses antes …, 24 de junio. Ya tenemos el día en que nació San Juan, posiblemente el único santo del que celebramos su nacimiento terrenal y no su muerte o nacimiento para la vida eterna como es usual.

De este modo aparentemente rocambolesco, que comenzó un 25 de marzo para acabar un 24 de junio, se estableció el día de San Juan Bautista, confirmando la naturaleza lo que el Nuevo Testamento anunciaba: “Es necesario que Él crezca y yo disminuya” (Jn 3:30). Recordemos que, como señalo más arriba, en el solsticio de invierno el sol llega a su casi muerte.
 
 
Claro que quedaba la otra cara de Jano, si el 24 de junio miraba hacía la primavera, el 24 de diciembre miraba hacia el invierno, ocupado ya el día 24 por el nacimiento de Cristo, para Juan Evangelista se buscó un día lo más próximo posible, el 27 de diciembre. El discípulo amado quedaba para la eternidad al lado de Cristo, Jano había sido vencido definitivamente por Juan, Bautista o Evangelista en función de la estación.
 
El origen pagano de esta fiesta hace que no nos extrañemos la celebren otras culturas. En Granada, por ejemplo, los musulmanes gustaban de celebrar esa noche, era de las pocas fiestas reguladas por el calendario solar (365 días) y no por el musulmán –lunar- (355 días) habitual para ellos, al seguir el año de 365 días se aseguraban que la fiesta coincidía siempre con la noche del 23 de junio.

La Noche de San Juan, a la que llamaban la Pascua de Ansara, llegó a ser una de las mas importantes para ellos, vestidos nuevos, juegos de lanzas, …
 
Al menos desde entonces, sino siglos antes de que llegasen los romanos, vino celebrándose en Granada esta fiesta y todavía en 1828, cuando Washington Irving visita la ciudad la menciona hasta en cuatro ocasiones en los Cuentos de la Alhambra, y a primeros del siglo XX se recogen narraciones de su celebración bien en la Fuente de la Bomba, entonces situada junto al Humilladero; bien en el Puente del Aljibillo, al pie del Albaicín, o en la Fuente Nueva, junto al Triunfo.


 Fuente Nueva, actual calle Santa Barbara

Después vendrían estos tiempos extraños en los que la Noche de San Juan ha perdido todos sus encantos, abandonados el regalo furtivo a la mujer amada, el baile bajo los noguerales a la luz de la luna y las aguas claras de las fuentes cristalinas, para sustituirlos por botellón, fogata y chapuzón en cualquier playa. Y es que hoy día la gente no entiende que Castalia y Egeria, como las demás ninfas, como las náyades, solo necesitan amor y agua puros.
 
Anunciaba al principio que iba a hablar de Don Vicente, pero eso será la semana que viene, de momento solo os recordaré la leyenda que recogió Washington Irving en la historia de El Gobernador Manco y el Soldado,
 
… pero ten entendido que Boabdil y los guerreros que pelearon hasta lo último por la defensa de Granada, todos fueron encerrados en esta montaña por arte de encantamiento. En cuanto al rey y al ejército que salieron de Granada al tiempo de la rendición, era una simple comitiva de espíritus y demonios, a quienes se le permitió tomar aquellas formas para engañar a los reyes cristianos. Más te diré, amigo mío: la España entera es un país encantado; no hay cueva en la montaña, solitario torreón en el llano o desmantelado castillo en la sierra donde no se oculten hechizados guerreros, que duermen y dormirán siglos y siglos bajo sus bóvedas, hasta que expíen sus pecados, por lo que Allah permitió que el dominio de la hermosa España pasase por algún tiempo a manos de los cristianos. Una vez al año, en la víspera de San Juan, se ven libres del mágico encantamiento desde la salida del sol hasta el ocaso, y se les permite venir a rendir homenaje a su soberano; así, pues, toda esa muchedumbre que ves bullendo en la caverna son guerreros musulmanes que acuden de sus antros y de todas las partes de España. … En cuanto a los batallones de infantería y caballería que ves formados en las cavernas vecinas, son los encantados guerreros de Granada. Está escrito en el libro del destino que, cuando sean deshechizados, bajará Boabdil de la montaña, a la cabeza de su ejército, recobrará su trono en la Alhambra y gobernará de nuevo en Granada; y, reuniendo los encantados guerreros que hay diseminados en toda España, reconquistará la Península, que volverá otra vez a quedar sometida al yugo musulmán.[1]

El Libro del Destino lo pone, ¿bajará Boabdil y sus guerreros en el 2014 para gobernar Granada? El 23 de junio a última hora lo sabremos.

Mientras tanto pasaré a la historia del Estudiante de Salamanca, ...


[1] Irving, W. Cuentos de la Alhambra [traducción del inglés por J. Ventura Traveset -1888]. Extraído el 31 de enero de 2014, de
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/cuentos-de-la-alhambra--0/html/00056d68-82b2-11df-acc7-002185ce6064_7.html

domingo, 26 de enero de 2014

La Casa del Gato


Paseaba recientemente por el Albaicín, con dirección a la iglesia de San Gregorio el Bético en la Calderería, cuando la curiosidad me movió a adentrarme en el Callejón del Gato; en él recordé la vieja leyenda que dió nombre al callejón y os cuento.


LA CASA DEL GATO

Habitaba en una casa entre la Calderería y la Cuesta de San Gregorio, en época de Carlos III, un Receptor de la Justicia[1], ya entrado en años, casado con una hermosa joven, algo casquivana.

A su paso hacia la Chancillería un Alcalde del Crimen[2] vio un día a la joven de la que quedó enamorado. La ligereza de la joven y el tesón del Alcalde hicieron todo.

Necesitando el Alcalde de tranquilidad para dar rienda suelta a los deseos de ambos, dio por enviar al anciano Receptor a cuantas comisiones fuera posible.

Tanta comisión hizo al Receptor sospechar que algo ocurría a sus espaldas, sospecha que confirmaron vecinas y vecinos, unas con chismorreos y otros con chascarrillos a su paso.

Enviado a una nueva comisión, nuestro Receptor inició la marcha pero a poco, con una fútil escusa, se volvió a su casa dejando siguieran los demás miembros de la comisión.

Lo que ocurrió después es fácil de imaginarlo, a la mañana siguiente la Justicia encontró en el lecho de la casa del Receptor, bañados en su sangre, los cadáveres de la esposa infiel y del enamorado Alcalde.

Mientras tanto el Receptor, que había regresado a la Comisión mandada, realizó su trabajo y, con pretexto de encontrarse enfermo, envió a Granada las oportunas liquidaciones de los cobros efectuados y marchó rápidamente a Madrid para pedir audiencia al rey con excusa de revelaciones importantes de su trabajo.

Recibido por su Majestad, le expuso:

- Señor, un gato que está acechando a un ratón que entra en la despensa de su amo para devorar lo mas delicado que guarda, y lo coge, ¿qué debe hacer?

A lo que el Rey respondió:

- Matarlo para que no vuelva.
 

Tras ello, el Receptor dio cuenta detallada al Rey de lo ocurrido en Granada, obteniendo el perdón real y, en premio a su ingenio para con el rey el derecho a usar en la misma de escudo en el que figurara un gato cazando a un ratón.

Hasta el siglo XVIII, época en la que el tradicional poco respeto de los granadinos por sus edificios y tradiciones permitió el derribo del portón y, posteriormente, del edificio.

Al menos, a pesar de la fea cabina telefónica que adorna el callejón, no nos han robado las vistas del Callejón del Gato que recibió su nombre del escudo de su primera casa a la izquierda.


 
 
 

[1] Receptor: El que recibía o recaudaba las multas impuestas por los tribunales superiores.
[2] Alcalde del Crimen: El de la sala del crimen que había en las chancillerías de Valladolid y Granada y en algunas audiencias del reino, el cual era juez togado y tenía fuera de su tribunal jurisdicción ordinaria en su territorio.

miércoles, 22 de enero de 2014

Noticia y relación del suceso ocurrido en el Convento de Religiosas de las Madres Capuchinas de Granada en 1792

Como quiera que en estos días se cumple el aniversario de un hecho notable ocurrido en el Convento de Capuchinas de Granada bueno es que os cuente que pasó.

En el año del Señor de 1755 nació en Zujar, pueblo de la abadía de Baza, obispado de Guadix, una bella niña a la que pusieron por nombre Fernanda. Sus padres, modestos labradores, se esforzaron en la educación de su hija, a la que con su ejemplo enseñaron las más piadosas prácticas cristianas.

El 10 de marzo de 1774, con 18 años de edad, Fernanda tomó el hábito en el Convento de Capuchinas de Granada, profesando al año siguiente.

El citado Convento, fundado en 1587, disponía desde su traslado al pie de la torre de la Catedral en 1629 de unas casas nuevas y de buena fábrica, un bello patio con columnas de mármol de Macael, extenso jardín y dos entradas, una principal presidida por una imagen de la Presentación de Nuestra Señora y una trasera que daba a una calle sin salida que se cerró “para impedir muchas ofensas de Dios, que en ella se hacían”. La situación del convento así como la obra nos permiten suponer era de los mejores de Granada.

Si los primeros años de estancia en el convento transcurrieron para la Madre Fernanda con absoluta normalidad, dedicada a las labores propias de una religiosa en esas fechas, oración, costura, jardinería, cocina, canto, … transcurridos cerca de diecinueve años de su ingreso comenzó a sentir lo que los físicos llamarían después “movimientos de hombre”. Alarmada por ello con frecuencia huía del dormitorio de la comunidad pidiendo a Dios misericordia, que se desvanecieran los impulsos de la carne, que no la dejase caer en pecado, …. desde ese día se procuraba disciplinas, ayunos, oraciones y algunas sangrías, al objeto de apagar esa transformación que en su cuerpo sufría.

Tenida por histérica durante algunos años, su último confesor informó al Arzobispo, D. Juan Manuel Moscoso, de la situación, consintiendo éste entrase una comadre al convento para el examen de la madre, tras el informe de ésta Fernanda fue conducida a una casa de la calle Jardines, vestida de mujer seglar, el 21 de enero de 1792, en esta casa fue reconocida por dos médicos, dos cirujanos y una partera, que unánimes atestaron su condición de hombre; allí mismo fue entrevistada por uno de los mejores teólogos de la plaza quien alabó su virtud y santidad. Tras estos informes el arzobispo mantuvo una entrevista con la madre Fernanda en la que le dijo que “se maravillaba que en un jardín como el de su comunidad, donde había tantas flores, no se hubiera marchitado alguna”, a lo que ella (ya él) respondió con gracia y sencillez que era “gracias a lo recatado del jardinero”.

El arzobispo la declaró libre de los votos de su religión.

La noche del 10 de febrero, tras oír misa en la capilla, la vistieron de hombre, casaca y chupa de bayetón, calzón negro y medias, buen zapato, capa de bayetón, sombrero de picos, pañuelo negro para el cuello, … y la condujeron a una casa próxima al convento.

El 11 de febrero de 1792, con 36 años, tras cerca de 20 años como ejemplar madre capuchina, Fernando Fernández, nacido Fernanda, partió para su tierra. Nada más se supo de él.

Algunos años después el médico español, nacido en Cuba, Tomás Romay procedió al reconocimiento del marinero Antonio Martínez, natural de Chiclana, de 19 años de edad, quien fue bautizado como mujer, y estudió los diversos casos similares de los que habían recogido testimonios: Paris (1751), Paris (1765), Granada (1792), …, publicando las conclusiones en el Diario del Gobierno de La Habana de 8 de mayo de 1813, a él debemos en gran parte la difusión del caso de nuestra paisana Fernanda.

Del Convento de Capuchinas ya no queda nada, salvo esa fea plaza en el pie de la torre. Expulsadas las monjas en 1836 en el espacio que ocupaba su iglesia, claustro y jardines se creó la plaza de la Libertad dedicada al comercio de verduras y aves, no fue hasta 1984 en el que se recuperó como plaza con el nombre de la Romanilla, nombre derivado de la oficina que con ese nombre instaló el Ayuntamiento en el siglo XIX.

Fernando murió mujer con vestiduras de hombre, nunca dejó de sentirse Fernanda, su caso no fue mas que una pequeña deformación fisiológica.

La historia nos ha dejado, junto a los casos descritos por Romay, otros personajes que posiblemente tuvieron esta singularidad, santa Wilfrida; san Onofre; la primera mujer titulada como cirujana en España Elena de Céspedes, natural de Alhama de Granada -1587-; la monja Magdalena Muñoz, de Úbeda -1617-; Catalina Erauso, la monja alférez -1626-; …y mas recientemente, en 1914, Simón Kevert en Lille (Francia).

Granada a 21 de enero de 2014, festividad de Santa Inés.

Javier Pérez Cuadros
Noticias sobre ajusticiamientos que tuvieron lugar en Sevilla a finales del s. XVIII, y otros sucesos, entre los que destacan un auto de fe por sacrilegio en Sevilla y un suceso ocurrido en el Convento de MM. Capuchinas de Granada, referente al cambio de sexo de una monja, recogidas por Fray José de Nuestra Señora de los Dolores. Autógrafo. Sin foliar. 17--. Biblioteca General de la Universidad de Sevilla. Signatura A 333/068.

Tomás Romay. Obras Completas. Habana, 1965.Tomo I, pp. 27-31.

Fragmento del Mapa Topográfico de la Ciudad de Granada por Francisco Dalmau, 1796.

José Puiggarí. Monografía histórica e iconográfica del traje. Barcelona, 1886, p. 243