lunes, 24 de marzo de 2014

Duc in Altum!


Hoy un pequeño recorte, lo tomo de la obra "DUC IN ALTUM! Esencia y educación de la magnanimidad"[1], del padre Miguel Ángel Fuentes, I.V.E.,

Para Alfonso, Javier, Raúl, Juan Alberto, Fermín, Ernesto, Enrique, Fernando, Armando, Rafa  y Conchi, con los que he disfrutado en las catequesis de los dos últimos años.

Hay dos vuelos que simbolizan dos estilos de almas: el de la gallina y el del águila. El vuelo de la gallina es de baja altura, hace ruido, levanta polvo y revoluciona el gallinero. Es un símbolo de las almas rastreras, con ideales horizontales y carreras de corto alcance. Pueden meter mucho ruido y dar que hablar, pero quedan casi inmediatamente en el olvido. Cuando la tierra y las plumas que su alboroto levantó se depositan en el suelo, del vuelo de la gallina nadie se acuerda; fue intrascendente y pasó desapercibido en la historia del gallinero. Las almas que apuntan a metas que no traspasan la sombra que proyecta su nariz pasan sin dejar huella; se alimentan con conquistas tan perecederas como la de nuestra gallina.

El vuelo del águila es desafiante, altivo, veloz e inalcanzable. Su vista es capaz de fijarse en el sol y también de contemplar la plenitud del paisaje desde las cumbres de las nubes. Juega con los vientos, planea, se arroja en picada y vuelve a levantarse con celeridad. Desde sus alturas ve los mares como si fuesen charcos y los lagos y los ríos le descubren sus secretos volviendo para ella trasparentes sus aguas. Es un ave de caza y de lucha. Es símbolo del alma que se siente estrecha en tierra y desahogada en el cielo; del alma que necesita metas lejanas y difíciles, que puede enfrentar asperezas y obstáculos no sólo sin desánimo sino con emoción y gozo. Es el alma que puede aspirar al heroísmo y a la santidad. Su paso deja huella y surco. Y de ella se puede decir lo que el Salmo 83:

“Cuando atraviesa áridos valles,
los convierte en oasis,
como si la lluvia temprana
los cubriera de bendiciones;
camina de altura en altura
hasta ver a Dios en Sión”.

 









 




Nada que añadir, o si: el llamado que nos hacía con frecuencia el papa Juan Pablo II, Duc in Altum! (Lucas 5:4), rema mar adentro, atrévete, acércate a Cristo. Ahora os toca a cada uno de vosotros decidir. Duc in Altum!



[1] Fuentes, M. Duc in Altum!: Esencia y educación de la magnanimidad. Mendoza (Argentina): Ediciones del Verbo Encarnado, 2008.

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