Paseaba yo ayer por la Plaza de Bibrambla cuando Irene y sus
Marionetas, que allí actuaba, me llamó la atención.
Son distintas las formas de celebrar estas centenarias
fiestas del Corpus, no podemos olvidar fueron aprobadas por Isabel y Fernando
tras su entrada en Granada; pero siempre han llamado a los granadinos de todos
los rincones de España, a alguno conocí que venía expresamente al Hotel los
Tilos, amante de Granada y sus fiestas las saboreaba las veinticuatro horas del
día; aunque hay que decir que otros aprovechaban las fiestas para provocar
motines, como el que en 1705 intentó el célebre Carambona, mas conocido como Príncipe
de Maestrich, de quien otro día hablaré.
Pero nunca faltaron los niños. Hoy asisten entusiasmados al
bello espectáculo de Irene, antes lo hacían a los títeres de Talio. Estos son
los que hoy me ocupan.
LOS TÍTERES DE TALIO
Año tras año, con ocasión de las fiestas del Corpus, nos
visitaba el Teatro de Marionetas del Retiro, para alegría de los niños e
incluso de nuestros padres, que mas de una vez se quedaban, como nosotros,
absortos en este bonito espectáculo.
Aventuras terribles en las que Chacolí, o Chacolí y Chacolá
que en ocasiones vinieron juntos, o Merlín, o la terrible bruja Candileja, o el
enanito Pimentón, o el terrible Patachopo, … o ese innumerable panel de personajes,
nos hacían aplaudir sin parar cuando Chacolí o su hermano superaban todas las
pruebas, gracias sobre todo a nuestra ayuda que cuando veíamos aparecer a la
malvada bruja por uno de los lados del escenario gritábamos asustados:
“¡Chacolí!, ¡Chacolí!, ¡Chacolí! ¡La bruja! … para avisar a Chacolí. Niños que temblábamos
de miedo cuando Candileja, Merlín o el Dragón casi, casi, … atrapaban a
nuestros héroes.
Claro que esto último nunca ocurrió, gracias a nosotros Chacolí que debía de ser algo torpe, ya que nunca veía venir a la malvada
bruja, al oírnos, volviéndose a nosotros, preguntaba: ¿Dónde?, y nosotros con
ojos asustados señalábamos a la bruja.
Tras descubrir a Candileja tomaba su porra de dos tablillas y
golpeándola gritaba: “¡Toma, toma y toma, y ahora a la basura!”, para nuestra
alegría y tranquilidad.
Y es que Monchita García, Olga de la Torre y Natalio
Rodríguez, e incluso María del Carmen Martínez-Villaseñor, conocida más tarde como
“Mary Carmen y sus muñecos”, que también formó parte de la compañía en su juventud,
y todos los que trabajaron con Natalio no solo sabían manejar títeres, sino que
sobre todo sabían construir sueños infantiles.
Natalio, Talio, el fundador del Teatro de Marionetas del
Retiro en 1947, con quien están en deuda los mejores titereros y marionetistas
de este país, aun cuando en algún momento se reprochara su nacimiento de la
mano del Frente de Juventudes, aprendió de los mejores de Europa el buen hacer
en escena, y supo transmitirlo a su equipo y familia; no puedo dejar de
mencionar que José Luis Moreno es su hijo, aunque use el apellido materno en
homenaje a los grandes ventrílocuos Felipe Moreno y Señor Wences, hermanos de
su madre.
Con el paso de los años Natalio Rodríguez dejó de visitarnos
para dedicarse a crear muñecos para los mejores maestros de marionetas y ventriloquia
del mundo y colaborar con la serie infantil “Un globo, dos globos, tres
globos”. Viendo la tele con nuestros hijos, nosotros, los que ya no éramos tan
niños, volvimos a disfrutar de sus títeres.
Y poco más, o si, os contaré un pequeño secreto sobre nuestros
viejos amigos Chacolí y Chacolá.
CHACOLÍ Y CHACOLÁ
Natalio Rodríguez, posiblemente queriendo darle un aura de
modernidad a su espectáculo, mencionaba que viendo las películas de Disney trató
de emular la rapidez de Donald, quien desaparecía y aparecía velozmente en la
pantalla, para ello creó dos muñecos exactamente iguales, haciendo que uno
apareciera inmediatamente después por el sitio opuesto a donde desapareciera el
otro; pero para su sorpresa, los niños españoles, al parecer más agudos que los
yankees, rápidamente pillaron el truco, por lo que llamó a uno Chacolí y a su
gemelo Chacolá.
Yo no quiero dudar del gran Natalio pero solo quiero apuntar
que al menos veinte años antes de la creación de estos muñecos el gran
Saturnino Calleja hacía desaparecer al tío Anselmo al grito de ¡Chacolí!, ¡Chacolá!.
Y ahora a disfrutar, un viejo NO-DO tomado de la página web de TVE con los titeres de Natalio.
NODO 466-A, de 10 de diciembre de 1951. Edición sin audio.
Como veréis ese pato no puede ser otro que el pato Nicol de Mary Carmen.
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