Recientemente hablaba con el ilustre profesor de la
Universidad de Granada D. Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz, admirado experto
en la Historia Eclesiástica de Granada.
Durante la charla sacamos a colación la escasa participación de la
población en algunos procesos electorales.
Recordaba yo alguna anécdota sobre participación del público
en algún evento, pero la memoria en esos momentos me falló, no asigné a la
persona adecuada los hechos que narraré. Hoy corrijo ese error.
Andrés Segovia era muy amigo de amenizar sus conferencias y
charlas con anécdotas vividas a lo largo de su muy interesante vida.
El maestro contaba que en el arranque de su carrera
artística “militante” como él decía, el joven aristócrata sevillano Rafael de
Montis le invitó a dar en Sevilla unas cuantas audiciones “retribuidas”,
extremo este importante para un artista novel, como era su caso.
De este modo dio conciertos en el Ateneo, círculos, casas
particulares, casinos, salas públicas, con notable éxito de público. Fueron
doce meses que ayudaron al desarrollo del gran genio de la música que fue.
Solo hubo un problema, celebró dos conciertos en el Teatro
Llorens; tras estas actuaciones, al leer la prensa, se encontró con la mordaz
crítica de Juan Lafita:
“En el primer concierto de Andrés Segovia no
hubo nadie y en el segundo el público bajo bastante”.
Crítica que fue recibida con alborozo por sus escasos
detractores y alboroto por sus ya muchos seguidores.
Juan Lafita es celebrado hoy, en su tierra natal –Sevilla-,
por sus crónicas y caricaturas, pero mucho me temo que no era la música su
fuerte.
Andrés Segovia es celebrado en todo el mundo.
Y vuelvo a donde empecé, las próximas elecciones europeas,
41 candidaturas concurren en toda España, algunas por segunda o tercera vez, pero
podemos afirmar, esta vez posiblemente sin error:
“En las primeras elecciones no les voto nadie
y en las segundas se redujo bastante el número de sus votantes”.
Paz y santa Alegría
Javier
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