Los propietarios de los Baños de Sierra Elvira anuncian el cierre durante este verano de sus instalaciones en su página web (http://bsierraelvira.blogspot.com/), con pena confiesan que tras treinta y dos años de lucha, de esfuerzo, de alegría y de felicidad, permanecerán cerrados. Mal presagio.
Tuve el gusto de conocer hace ya tiempo a algún familiar de los propietarios, se de su buen trabajo y del esfuerzo realizado en esos años, pero una vez más asistimos inmutables a la pérdida de una de las joyas de nuestra provincia, no sabemos valorar que la corona del Reino de Granada está formada por muchas joyas como granos de la granada, todas valiosas.
El Balneario de Sierra Elvira, conocido y valorado desde la antigüedad romana, abrió sus puertas como hospedería a inicios del siglo XIX, desde 1840 se tienen noticias de las maravillosas curaciones obtenidas por su uso. Me llama la atención la carta que en 1842 publica El Eco del Comercio de Madrid en la que informa que D. Domingo López de Castro se ausenta de la corte para acudir a esos baños.
Cuentan que eran milagrosos los efectos de sus aguas sobre los que padecían fuertes dolores y males de la piel.
En 1840 el manantial formaba parte de la cueva, de un edificio destinado a venta donde se albergaban los usuarios.
Poco tiempo después el gobierno español lo declaró “de utilidad terapéutica”.
En 1868 pasó a ser propiedad del Conde de la Conquista quien instaló unos cangilones de barro, que subían el agua a la piscina en la que se bañaban los enfermos, utilizando la cueva con sudatorio. El Conde de la Conquista contrató para el Balneario a los mejores profesionales de la época, entre ellos a D. José Rubio Arguelles, médico miembro de lo que se llamó Liceo de Santo Domingo.
Fue esa una de sus épocas doradas.
Después vino una época de decaimiento y abandono en manos de distintos propietarios hasta que en 1905 D. Felipe Campos de los Reyes adquiere el Balneario, es mérito suyo que el tranvía llegara hasta el Balneario.
Tras una época de esplendor el establecimiento volvió a decaer.
Adquirido por el Sr. López Atienza, éste ayudado por el Dr. Casado Torreblanca, reforma las instalaciones crean do una residencia a la altura de las mejores de Europa
Poco tiempo después se suceden distintos propietarios a los que el poco tiempo dedicado al balneario ayudó a su nuevo declive.
En 1925 lo adquiere D. Joaquín Leyva quien con los consejos del Dr. Benítez Gambín, introduce importantes innovaciones, un motor para subir el agua, duchas con hidro mezclador, estufa con ducha de vapor, duchas de vapor en los cuartos de primera, sala para vaporizaciones,…
Pocos años después, 1928, el Balneario es adquirido por el industrial granadino D. Diego Liñán Nieves, personaje olvidado a pesar de sus importantes contribuciones a la mejora de Granada.
En los años 30 atraviesa una nueva crisis, en 1933 cerró en la temporada de verano.
Crisis que se volverá a repetir en años sucesivos como recoge el diario IDEAL en 1963.
Su entorno fue noticia en otras épocas por la voladura de un tren por las fuerzas de la República en su entorno en 1937, el infortunado accidente en 1963 en el que un submarinista perdió la vida. Desde 1994 solo se ha mantenido la piscina.
Espero que esta pausa solo sea eso un pausa y que pronto los granadinos podamos disfrutar de este bello grano de nuestra granada.
PD. D. Antonio Vaquero Sánchez hace en febrero de 2019 dos importantes observaciones que no debo omitir.
La primera, más que justa, es un reconocimiento especial a D. Antonio Vaquero Cid, autor de las más importantes reformas realizadas en el balneario y promotor de la declaración de sus aguas como minero-medicinales. A su trabajo y al de sus herederos se debe el funcionamiento ininterrumpido del Balneario desde 1969 hasta el 2017; además de esas reformas su colaboración desinteresada para desarrollar en el mismo importantes pruebas deportivas debe de ser reconocida.
En el momento de redactar la entrada no tenía datos sobre él.
La segunda, el submarinista ahogado, creo que se debe solo a una involuntaria, pero errónea, interpretación de un texto.
En un párrafo pongo:
"Su entorno fue noticia en otras épocas por la voladura de un tren por las fuerzas de la República en 1937 y el infortunado accidente en 1963 en el que un submarinista perdió la vida."
Este accidente, en el entorno -repito, se produjo en la Raja Santa de Sierra Elvira. Por error omití la fecha, pero el hecho era cierto, como lo es que me refería al entorno, no al balneario.
Debo dar las gracias a D. Antonio Vaquero Sánchez por sus aportaciones.
Debo dar las gracias a D. Antonio Vaquero Sánchez por sus aportaciones.
Liñán vendió Sierra Elvira a Antonio Vaquero, quien descubrió el inmenso caudal de la mina y la adaptó a los nuevos tiempos. Puso en marcha de nuevo el balneario con las piscinas tal como están hoy en día, con una carretera de acceso, aparcamientos, terrazas y restaurante. Desde el 1 de Agosto de 1969 ha funcionado ininterrumpidamente hasta 2017. Es de justicia señalar que Antonio Vaquero Cid es la figura sin la que no se puede entender el balneario de Sierra Elvira. Firma: Antonio Vaquero Sánchez
ResponderEliminarEn 1963 no pudo ahogarse un submarinista en Sierra Elvira porque no estaban hechas todavía las piscinas. Entonces el balneario funcionaba con un motor eléctrico de menos de 1 CV, que Antonio Vaquero lo sustituyó por otro de mucha más potencia para alumbrar un caudal de 10,000 l/min.
ResponderEliminarAntonio Vaquero (que no Baquero) Sánchez echa en falta una referencia a la procedencia de las fuentes documentales y a mi hermano Francisco, que ha gestionado el balneario durante más de dos docenas de años hasta su cierre.
ResponderEliminarYa no se habré más sierra Elvira. Esta cerrada del todo o reformas solo
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